Guía para vivir las fiestas si tienes sobrepeso

Primero, algo importante: no estás fallando
Comer más en estas fechas es normal. Compartir comida es parte de nuestra cultura y también del afecto. El problema no es disfrutar, sino sentirte fuera de control o castigarte después.
Cuidarte no significa aislarte, ni comer distinto a todos, ni vivir diciembre con miedo.
Cómo acercarte a la comida sin pelearte con ella
🦃 Pavo, bacalao, romeritos… no son el enemigo
Muchos platillos navideños no son el problema. De hecho, varios pueden ayudarte a sentirte satisfecho si los usas a tu favor.
- El pavo y el bacalao aportan proteína
- Los romeritos y nopales dan fibra
- El verdadero exceso suele venir de salsas, porciones grandes y combinaciones acumuladas
No necesitas probar todo. Puedes elegir lo que más disfrutas y soltar el resto.
El truco no está en quitar, sino en empezar distinto
Llegar con hambre extrema es la receta perfecta para comer de más.
Una estrategia sencilla:
- Empieza con proteína
- Agrega verduras
- Luego decide si quieres pasta, papa o ensalada dulce
Cuando el cuerpo se siente satisfecho, la mente deja de entrar en modo urgencia.
¿Y si después te da ganas de seguir comiendo?
Esto pasa mucho en las fiestas, y no significa que no tengas fuerza de voluntad. A veces es hambre real, a veces es antojo, y a veces es solo el ambiente.
Si sientes necesidad de comer más, prueba primero con opciones que den volumen y saciedad sin llevarte al exceso:
- Un poco más de pavo, bacalao o proteína
- Verduras: romeritos, nopales, ensalada verde
- Caldo o sopa ligera si hay disponible
- Un vaso grande de agua antes de servirte otra cosa
Estas opciones ayudan a calmar el impulso sin entrar en el ciclo de “ya me excedí, ya da igual”.
La ensalada de manzana no es un fracaso
Si te gusta, disfrútala.
Solo recuerda: es un postre, no una ensalada ligera.
Una porción pequeña, sin repetir, suele ser suficiente para sentir placer sin pesadez ni culpa.
Comer despacio también es autocuidado
Muchas veces comemos de más porque:
- Vamos rápido
- Seguimos comiendo mientras hablamos
- No registramos la saciedad
No necesitas dejar el plato vacío para “quedar bien”.
Puedes parar cuando ya estás cómodo. Eso también es respeto por ti.
Muévete desde el disfrute, no desde el castigo
No es momento de compensar calorías.
Un paseo, bailar, caminar con la familia o jugar con los niños ya suma.
El movimiento no es penitencia. Es una forma de sentirte mejor en tu cuerpo.
Lo que realmente importa
Tu proceso no se define por una semana ni por un número en enero.
Se define por cómo te hablas, cómo regresas al equilibrio y qué tanto te permites ser humano.
Diciembre no es una pausa en tu cuidado.
Es una oportunidad para practicarlo con más amabilidad.
Y eso, aunque no lo parezca, también transforma tu cuerpo.