💪 1. ¿Cómo te sientes físicamente?

Antes de cualquier dato, pregúntate:

• ¿Tienes más energía que el mes pasado?
• ¿Te cuesta menos subir escaleras o caminar?
• ¿Sientes menos hinchazón o pesadez después de comer?
• ¿Duermes mejor o despiertas con más claridad mental?

👉 Tu cuerpo te habla todo el tiempo. Si se siente más ligero, más fuerte o más descansado, vas por el camino correcto, aunque la báscula no se mueva.

🍽️ 2. ¿Cómo se ven tus hábitos?

El progreso no se mide por la perfección, sino por la consistencia.
Revisa tus hábitos con honestidad y sin juzgarte:

• ¿Desayunaste la mayoría de los días?
• ¿Evitaste comer por ansiedad o aburrimiento?
• ¿Incluiste más verduras o proteína en tus comidas?
• ¿Bebiste suficiente agua durante el día?
• ¿Te diste tiempo para moverte, aunque fuera poco?

👉 Si al menos 3 de estos puntos mejoraron, tu estilo de vida ya está cambiando.

🧠 3. ¿Cómo está tu relación con la comida?

Uno de los mayores avances sucede cuando dejas de pelear con la comida. Reflexiona:

• ¿Comes con menos culpa?
• ¿Escuchas más tus señales de hambre y saciedad?
• ¿Dejaste de etiquetar los alimentos como “buenos” o “malos”?
• ¿Disfrutas más tus comidas sin distracciones?

👉 Si respondiste “sí” a varias de estas, estás construyendo una relación más sana con la comida —y eso vale más que cualquier número.

🩺 4. ¿Cómo responden tus medidas y tu ropa?

Sin necesidad de obsesionarte, observa cambios sutiles:

• ¿Tu ropa se siente más cómoda?
• ¿Notas que tu cintura, brazos o piernas se ven más definidos?
• ¿Tu postura mejoró o caminas más erguida?

👉 Estos pequeños detalles muestran que estás ganando músculo, reduciendo inflamación o mejorando composición corporal, incluso si el peso no cambia.

🌙 5. ¿Cómo duermes y manejas el estrés?

El descanso y el estrés influyen directamente en tu metabolismo. Evalúa:

• ¿Duermes al menos 7 horas por noche?
• ¿Te despiertas sintiéndote descansada?
• ¿Has aprendido a soltar preocupaciones o usar pausas conscientes?
• ¿Tu estado de ánimo ha mejorado?

👉 Dormir bien y reducir el estrés ayudan a equilibrar tus hormonas, controlar el apetito y mantener estable tu glucosa.

💚 6. ¿Cómo te hablas a ti misma?

Tu diálogo interno también refleja progreso.
Pregúntate:

• ¿Eres más paciente contigo que antes?
• ¿Reconoces tus logros pequeños?
• ¿Dejaste de castigarte por los “errores”?

👉 El bienestar no se logra con perfección, sino con amabilidad y constancia.